Tu cuerpo era mío cien años antes de pertenecerte, te salvé muchas veces
en otras vidas, torcí tu corazón y nadie puede enderezarlo. Nada hice con secretas intenciones, no hubo dinero ni honores a cambio,
no hubo pacto ni chantaje. Te entregaste a mí y te tomé con sumo
cuidado. Estabas hecha de tal forma a mi naturaleza que nadie estará
contigo sin tenerme un poco.
( Efraim Medina Reyes)
No hay comentarios:
Publicar un comentario